Actualmente los movimientos económicos y financieros internacionales provoca que las grandes empresas tomen decisiones conservadoras en relación al manejo de sus flujos de efectivo.
La volatilidad en las tasas de interés y el tipo de cambio hace que sea difícil pronosticar las tendencias de los mismos y en su defecto calcular las probabilidades de que estos cambios golpeen las finanzas de una empresa.